Deporte con alma para un mundo más sano
Tres alumnas y un alumno del Grado de Ciencias de la Actividad Física y del Deporte de la Universidad de Sevilla han viajado quince días a Honduras, para llevar a cabo un proyecto de cooperación que ha tenido como misión mejorar la calidad de vida de más de 500 niños y niñas de primaria de zonas empobrecidas en Tegucigalpa. Los resultados de esta experiencia se han mostrado en una exposición fotográfica que hasta el mes de diciembre se ha exhibido en la Facultad de Ciencias de la Educación.
El proyecto, denominado ‘Fiesta Mapea’, que hace referencia al plan de acción mundial sobre actividad física de la ONU (MÁs PErsonas Activas para un mundo más sano), está financiado por la Oficina de Cooperación de la US y ha tenido como reto organizar una fiesta del deporte compartida entre estudiantes de la US y de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras de la misma titulación, que les permita crear vínculos y nuevas rutinas deportivas y de juego que mitiguen el precario acceso de la infancia a la actividad física en cuatro escuelas de zonas desfavorecidas de Honduras. Las colonias Linda Vista, Nueva Capital, Ramón Amaya Amador y Guzmán de Tegucigalpa son las comunidades en las que opera la ONG Asociación Colaboración y Esfuerzo de Honduras (ACOES), dedicada a reducir las desigualdades en el mundo, y que ha sido la facilitadora y acompañante del proyecto.
A la zona montañosa donde se ubican estas comunidades se desplazó una parte importante de la población tras el paso en 1998 del huracán Mitch, que arrasó Tegucigalpa. En estas colonias no hay casas de ladrillo, sino infraviviendas sin luz eléctrica ni agua corriente, se encuentran en un área sin asfaltar, de difícil acceso y con una alta peligrosidad.
El trabajo coordinado entre la US y la UNAH ha permitido crear una red de estudiantes para promocionar la actividad deportiva y las habilidades motrices en un entorno que carece de recursos o conocimientos, pues “tienen un solo profesor de educación física para dos escuelas o directamente no tienen profesor de educación física, es un profesor de matemáticas, con lo que hacen actividades repetitivas y poco motivadoras”, sostiene Fran Díaz, voluntario del proyecto.
También el hecho de que hayan asistido tres alumnas y un alumno ha tenido un impacto de género, pues ha roto con la idea que tienen allí de que la actividad deportiva está relacionada con los hombres.
Además, la coordinación con la UNAH permite darle continuidad al proyecto con la participación de alumnado universitario implicado. “Nos hemos encontrado muchas personas con ganas de trabajar y de consolidar estas inercias que estamos creando”, asegura la profesora y coordinadora del proyecto, Nuria Castro Lemus.
“Piensas que vas a aportar mucho, pero te vienes con mucho más aprendizaje y crecimiento”, explica la profesora. “Allí empiezas a valorar, cuando ves cómo viven. No tienen apenas luz, para tener agua potable tienen que caminar muchísimo. Te da una gran lección de vida ”, afirma el alumno. A Fran y a sus dos compañeras les sorprendió mucho la acogida de los niños, su sonrisa y lo agradecidos que son. “No tienen nada y lo poco que tienen te lo dan”.
El alumnado de la Universidad de Sevilla recibe por su parte una experiencia singular para su vida como persona voluntaria, pero también una preparación laboral para insertarse en el tercer sector, formulando proyectos o ejecutándolos como personal ex patriado en otros países. “Como educadores tenemos un potencial muy fuerte que podemos desarrollar en este tipo de trabajo”, argumenta Nuria Castro.
La idea del proyecto partió de una primera visita del padre Patricio de ACOES, que se puso en contacto con la Oficina de Cooperación de la Universidad, con quien ya venía colaborando desde 2016. “Empezamos a adentrarnos y crear proyectos de mayor envergadura enfocados a investigación e innovación educativa, uno se está llevando a cabo ahora y cuenta con la financiación de la Agencia Andaluza de Cooperación al Desarrollo.
La preparación previa fue importante, “aunque fue más una preparación psicológica”, explica Fran Díaz. Además de ello, ha habido mucho trabajo previo de coordinación y diseño de las actividades, y la primera semana fueron visitando las escuelas para ver los espacios, hablar con la dirección y diseñar sobre el terreno las acciones. Luego, con la realidad que se encontraron, además tuvieron que improvisar actividades sobre la marcha, se vieron impartiendo inglés o dando clase de artes marciales.
Iniciativas como esta cumplen con los objetivos de la Universidad de Sevilla en materia de cooperación al desarrollo, mejorando la calidad de vida de las comunidades de los países receptores de cooperación, pero también ampliando los horizontes de quienes han compartido desde aquí y desde allí una experiencia que les marcará de por vida.