Esther Ferrer
Premio Velázquez 2014, Esther Ferrer es pionera del arte de la performance en España. También es una feminista comprometida, cuya producción ha contribuido a dar visibilidad a las problemáticas asociadas a la mujer.
La artista multidisciplinar Esther Ferrer (San Sebastián, 1937) expone en el Centro de Iniciativas Culturales de la Universidad de Sevilla la muestra titulada ‘Permutaciones/Probabilidades/Azar’, en la que reflexiona sobre cómo percibimos y cómo nos relacionamos con el tiempo y la ciencia.
Con un total de 180 obras, esta exposición es una reflexión en primera persona a través de dibujos, lienzos, fotografías, vídeos y piezas escultóricas.
El azar en mi vida y en mi obra no lo entiendo como algo filosófico, sino como el sentido de la vida
En esta muestra se rescata un vídeo con el que revolucionó el panorama artístico en los años 70.
En este vídeo decidí realizar las acciones corporales donde no necesito nada más que mi cuerpo. Lo hago desnuda porque es mucho más fácil hacerlo desnuda que vestida, y porque en los 70 estábamos en plena lucha feminista. En los 60/70 los artistas empezamos a utilizar nuestro cuerpo como vehículo de nuestras ideas, y como en la historia del arte las mujeres desnudas son siempre un objeto manipulado por el hombre, decidimos que el cuerpo era el vehículo de nuestras propias ideas. Empezaron a llamarnos narcisistas, perversas…. pero nos daba lo mismo. Así que decidí hacer estas acciones en vídeo. La última acción es una muy íntima y personal en la cual me mido el cuerpo. No tiene nada que ver con los cánones de belleza establecidos, pero tengo derecho a mostrar mi cuerpo y trabajar con él.
La exposición comienza y termina con estas acciones en vídeo…
Trabajo mucho con la idea de cómo puedes representar el tiempo plásticamente. Decidí demostrar el envejecimiento de mi cuerpo con los mismos movimientos del primer vídeo. Pero en el 2013 yo ya tenía 70 años. Podéis ver que soy la misma, pero no soy la misma.
¿Fueron duros los comienzos en la España de la 60?
En los años 60 en España no se conocía la performance, aunque había gente que lo había hecho en Barcelona. Ahora todo el mundo sabe lo que es, pero entonces generaba todo tipo de reacciones, aunque las reacciones españolas eran menos opresivas que las que tuvimos en América. En el 73 hicimos una gira por EEUU y nos encontramos con situaciones muy violentas. Entendimos que la mejor reacción es no tener reacción. A mí me ha dado buenos resultados.
¿Trabajar con el cuerpo es una constante en su obra?
Yo empecé a hacer performance en los años 60, y ahí la presencia del cuerpo era inevitable. O su ausencia, que puede ser también una presencia. En esa época comencé a hacer obras con todas las partes de mi cuerpo: las manos, el sexo, la cara… Trabajar con el cuerpo para mi es una continuidad a partir del hecho de la performance. Pero no siempre trabajo con el cuerpo, por ejemplo, la obra ‘Números primos’ tiene que ver con el tiempo.
La distancia entre un número primo y otro era como que el universo se expande
Aun así, entender este tipo de expresión artista requiere un proceso…
El diario El País nos dedicó un artículo que titulaba 'Los vagos del arte' porque entendían que estar mirando a la gente quietos durante un minuto… era poca cosa. ¿Pero, sabes una cosa? Es por la existencia del vacío que las cosas son útiles. Si no hay vacío no puedes beber en la taza, si no hay vacío no podemos estar aquí. De una cierta manera presentábamos ese vacío y cada uno lo rellenaba como quería o como podía. Algunos gritando, y diciendo que era una tomadura de pelo, otros mostrando interés… pero me parece que ese vacío era muy interesante.
¿Por qué le apasionan los números primos?
Para mí el número primo tiene relación con el cosmos. Trabajando con los números primos me he dado cuenta de que, de repente, había series sin números primos y aparecía un gemelo. Para mi eran como planetas, porque como digo siempre he pensado que tiene relación con el universo. Y que la distancia entre un número primo y otro era como que el universo se expande. Cuando di una vez una conferencia sobre esta serie de seis cuadros, al hablar de este espacio que se agranda conservando el mismo sistema, un matemático me dijo que eso se llaman 'lagunas'. Están vinculados con el cosmos.
¿Cuál es el papel del fotógrafo en su obra?
Yo no hago fotos, todas las fotos las ha hecho un fotógrafo, porque yo trabajo sobre la foto, no hago la foto. A partir de una imagen que quiero y encargo, el fotógrafo dispara y yo trabajo sobre ese soporte. Algunas son malas, porque en los comienzos no tenía dinero para fotógrafo y me las hacía en una tienda de carné de identidad.
¿Ha modificado su técnica a lo largo de los años?
Es la misma. Sólo ha cambiado que el montaje, que ahora se hace en el ordenador en lugar de hacerlo a mano. Desde que empecé siempre pienso que la última foto es la última, pero luego me llama el fotógrafo… y me convence para seguir la serie.
En una serie en la que se utiliza su imagen descompuesta en cuadritos, faltan algunos y ese hueco es sustituido por la frase ‘En construcción’. ¿Qué significado tiene?
Esa imagen debía de ser completa, pero se me perdieron los cuadraditos. Lo tenía tal cual, sin terminar de hacer y un día me dije, así se queda, está en construcción. Es el azar el que determina a veces el transcurso de la obra.
¿Qué papel tiene el azar en su obra?
En una de mis últimas performances, debido a la edad que tengo, hubo un momento en el que me quedé sin respiración. Una chica me dijo que se había emocionado, pero no era lo que yo pretendía. Yo no apelo a las emociones del público, no busco eso. Ni quiero decir lo que tiene que hacer el arte. Yo sé lo que hago yo y poco más. En el colegio de monjas al que iba recitábamos aquel poema de Antonio Machado de ‘Caminante no hay camino, se hace camino al andar’. Eso es para mí el arte, un camino en el que me he encontrado a otra gente, y he aprendido. El azar en mi vida y en mi obra no lo entiendo como algo filosófico, sino como el sentido de la vida. En una performance se cómo voy a empezar, pero ni idea de cómo voy a terminar. Depende de lo que ocurra. Si pasa algo, mi obligación es aceptarlo.
En su obra se habla del tiempo y el espacio
El tiempo y el espacio son como las dos caras de una moneda. Decidí hacer una serie que se llamara el 'Autorretrato en el espacio' en la que hay dos versiones, una que va de la nada a la nada, y otra que va de la nada al blanco. Se hace directamente con el laboratorio con más o menos exposición de la foto. El soporte puede cambiar la lectura que se hace de una obra.
¿Y los sentimientos?
No me gusta hablar al sentimiento de la gente. Prefiero, aunque sea una pretensión, hablar a su inteligencia. Las emociones forman parte de la vida y estamos todos los días sumergidas en ellas. En mi trabajo procuro eliminarlas en la medida de lo posible. Una vez enterré una performance, en Morille, la hice por última vez y la enterré. Hasta tiene una placa de granito. Pero la performance es la vida que pasa, experiencias que nunca he vivido de otra forma, sólo dejando que las cosas vengan y pasen. Es lo más difícil.
En su obra se habla del tiempo y el espacio
El tiempo y el espacio son como las dos caras de una moneda. Decidí hacer una serie que se llamara el 'Autorretrato en el espacio' en la que hay dos versiones, una que va de la nada a la nada, y otra que va de la nada al blanco. Se hace directamente con el laboratorio con más o menos exposición de la foto. El soporte puede cambiar la lectura que se hace de una obra.
¿Las maquetas son una herramienta o son obras?
Me encanta hacer maquetas. La primera que hice, 'las tres gracias', fue para la Bienal de Venecia. Pero inicialmente no están hechas para exponer, son material de trabajo. Y como se puede ver me gustan mucho las sillas. Además, en los 60 la performance era introducir lo cotidiano en el arte, y no hay nada más cotidiano que una silla.