Carmen Linares

La cantaora Carmen Linares piensa que los músicos son doctores del alma. Esa es su forma de vivir el Flamenco, un arte que, tras cuarenta años en los escenarios, la ha llevado a ser investida doctora honoris causa por la Universidad de Sevilla. Una distinción que ha hecho extensible a todos los flamencos que le han precedido.

¿Qué ha sentido al ser la primera mujer flamenca investida doctora honoris causa?
Es un premio muy especial, estoy muy contenta de estar aquí. Lo entiendo como un reconocimiento al arte flamenco, y por ello tengo un recuerdo cariñoso y con todo el respeto a todos los artistas que me han precedido y que han colaborado y aportado con su compromiso y su buen hacer, a que el flamenco entre hoy en la Universidad. Lo hago extensible a la música flamenca y a todos mis compañeros.

El flamenco, que proviene tradicionalmente de un ambiente popular, con este acto ingresa en el mundo académico. ¿Qué pueden aportarse uno a otro?
Muchísimo, porque el flamenco es un arte popular, pero luego los artistas lo elevan otras categorías del arte. Esos artistas son los que se relacionan con la intelectualidad, con los poetas… y todo suma. Todo lo que sea bucear en la literatura y la poesía enriquece y engrandece el flamenco. Recuerdo que yo cantaba, como todo el mundo, letras populares maravillosas. La primera vez que escuché a un artista flamenco cantar un poema fue a Enrique Morente, el cual se acercó a la poesía y se puso al servicio de esos poemas de Miguel Hernández. Al escuchar aquello se me abrieron muchos balcones. Por cosas así es inevitable que hoy me acuerde de esos artistas que han peleado tanto por que el arte flamenco esté donde está ahora.

¿Y usted en qué momento está ahora?
Yo sigo teniendo mucha ilusión, y el día que no la tenga me iré despacito y sin hacer mucho ruido. Mientras tenga ilusión y ganas de hacer cosas del flamenco que puedan sumar, ahí estaré. Y si hay crisis, el trabajo me ayudará a superarlo y ayudar a otra gente. Los músicos somos doctores del alma, curamos y sanamos a través de la música. Cada músico aporta y en general las artes enriquecen a la gente y las hacen felices. En mi caso cuando salgo al escenario intento que la gente salga del teatro con un espíritu distinto a cuando entró.

¿Qué proyecto tiene ahora entre manos?
Ahora mismo estamos mezclando las actuaciones que se han hecho en directo de 'Carmen Linares 40 años de flamenco' en un disco. Aunque no son cuarenta, llevo cincuenta años en el escenario, pero los diez primeros fueron cantando para el baile y el resto ya como solista. Como he llevado muchos artistas invitados en cada concierto, y las actuaciones en directo tienen mucho más calor que lo que se graba en estudio, hay actuaciones maravillosas con Serrat, Poveda, Arcángel, Luz Casal, Estrella Morente…, artistas muy distintos pero que todos se han entregado conmigo en el escenario con un gran cariño.

Usted empezó en una época muy diferente a la actual. ¿Ha cambiado mucho el flamenco para las mujeres?
Ha cambiado porque la vida ha cambiado mucho. El flamenco es un arte vivo y va cambiando con la vida. Es raro que una mujer joven que ahora quiera dedicarse al flamenco en su casa no la dejen, y si no la dejan coge la puerta y se va. Las mentalidades son completamente distintas. En este arte, o en cualquier otro arte, la mujer tiene otras posibilidades. Al principio yo notaba que en un cartel de un festival había diez hombre y dos mujeres, pero yo personalmente nunca me he sentido vetada; los hombres en el flamenco me han respetado y me han querido. He tenido mucha suerte porque en ese tiempo el flamenco estaba asociado a la noche y no estaba bien visto para la mujer. Cuando yo empecé mi padre estaba encantado de que yo cantara flamenco porque era muy aficionado. Y mi marido, Miguel Espín, ha sido también un gran aficionado y un profesional que hacía con Fernando Quiñones los programas de flamenco para TVE. Me ha ayudado y me ha apoyado en todos los sentidos. Conciliar la vida familiar, con tres hijos, también ha sido importante, y el equilibrio se consigue teniendo ayuda.

¿Cómo intuye que vivirán el flamenco las próximas generaciones?
El flamenco es un arte tan importante que se mantiene por sí solo. Cambiará, porque todas las artes cambian, pero tiene una raíz y un interés que va a más. El flamenco ha cambiado, no creo que sea mejor ni peor, pero sí es diferente. Lo que tengo muy claro, y la gente joven también, es que hay que agarrarse a la raíz y evolucionar teniendo claro los orígenes. La raíz es la universidad del flamenco, hay que conocer tu historia y de dónde vienes, conocer los pilares del flamenco para poder desarrollarte como artista.

La raíz es la universidad del flamenco, hay que conocer tu historia y de dónde vienes, conocer los pilares del flamenco para poder desarrollarte como artista

Carmen Linares durante su intervención desde la Cátedra del Paraninfo
La cantaora retocándose tras revestirse con la toga de la Facultad de Geografía e Historia, centro de su madrina, Cristina Cruces

Destaque un álbum suyo
Es difícil porque cada disco es distinto y yo sólo he grabado cuando tenía algo que ofrecer. Cada disco es como un hijo. Pero si tengo que destacar alguno destacaría la 'Antología de la Mujer', del que siempre digo que ha sido un antes y un después en mi carrera. Es la primera antología que hace una mujer y además con cantes hechos por mujeres, una reivindicación que creo era necesaria porque mucha gente no era consciente de lo importante que éramos las mujeres en el flamenco, y en este caso en el cante. También destacaría el disco de Manolo Sanlúcar 'Locura de brisa y trino' porque es un disco del siglo XXI. O 'Un ramito de locura', con Gerardo Núñez….