Pablo Martínez Estévez, estudiante del doble grado en Fisioterapia y Ciencias de la Actividad Física y del Deporte y deportista olímpico

Rechacé entrar en la selección española porque era dejar de lado la universidad

¿La decisión de estudiar el doble grado tiene alguna relación con tu carrera como piragüista?
Realmente fue una casualidad porque yo iba a entrar como deportista de alto rendimiento al haber sido campeón de España. Aunque el certificado no me lo dieron hasta un año después de hacer la selectividad. Así que me esperé un año, y curiosamente ese fue en el que apareció este doble grado. La verdad es que los primeros años fueron bastante duros porque la organización era complicada al ser una carrera nueva. Quedamos cinco, pero si leen esto, que espero que lo hagan, saben que más que cinco compañeros somos cinco amigos y una familia. Siempre nos apoyábamos y lo hemos sacado adelante como un auténtico equipo.

¿Cómo fuiste capaz de compaginar los estudios universitarios con la preparación los Juegos Olímpicos de Tokio 2020?
La verdad es que con mucha organización. Y sí que es cierto que siempre le he ido dando prioridad a la carrera durante los tres primeros años. Si a cualquier hora del día tenía algún hueco, me ponía de acuerdo con alguno de mis compañeros y entrenábamos. Por supuesto, con ninguna aspiración a donde he llegado ahora. A partir de 2019 sí que pude dedicarle un poco más de tiempo al deporte. Ese mismo año me ofrecieron entrar en la selección. Tuve que rechazarlo porque vi que era dejar la Universidad completamente de lado. Aunque cuando las clases dejaron de ser presenciales en marzo, le escribí al entrenador para poder incorporarme a la selección. Está claro que el objetivo del equipo olímpico era clasificarse, pero yo lo veía bastante lejos para cualquiera de nosotros. Y mucho más para mí, siendo mi primera vez en la selección nacional.

¿Hubo algún momento en el que te planteaste si elegir entre los estudios o el piragüismo?
No, porque mi objetivo siempre fue el de sacar la titulación para adelante. Yo no tenía expectativas tan altas como las puedo tener ahora porque no tenía el nivel tan alto. Si estaba muy lejos Tokio 2020 y he conseguido estar, para París 2024 tengo ahora mismo la cabeza puesta ahí. Hemos visto que con trabajo y entrenamiento tenemos la capacidad de estar peleando. Sí que me daba pena cuando, por ejemplo, mis compañeros se quedaban a tomarse unas cervezas y yo no podía porque tenía que irme rápido a entrenar. Pero siempre iba disfrutando del camino porque nunca llegué a pensar que no podía llevar las dos cosas a la vez.

¿Qué recuerdas de la prueba en la que consigues clasificarte para tus primeros juegos olímpicos?
Conforme la temporada avanzaba, iba viendo que estaba cogiendo más nivel. Y ya cuando en la prueba para los Juegos íbamos a dos o tres segundos de los rivales, yo no me lo creía. Por la cabeza se me pasaba de todo. Sobre todo porque en el segundo cuatrimestre de este año me decidí por el deporte. En la universidad llevaba cuatro años aprobados de cuatro, y deportivamente era mi primer año. Pensé que estaba arriesgando, que iba a meter la mata suspendiendo y no clasificándome. Aunque conseguí que mereciera la pena el sacrificio.

¿Y de la experiencia olímpica?
Ha sido una experiencia absolutamente brutal. Verte en la villa olímpica y pensar que hace un año estabas entrenando en mi club con mis amigos bromeando con que tendríamos que madrugar para ver los Juegos. De repente, estás en el comedor con Pau Gasol, Mireia Belmonte, Lydia Valentín o Damián Quintero. Y eres parte de ellos. Con la competición me pasó igual. Estaba compitiendo con los mejores, con los que había visto siempre en la tele y a muchos fui capaz de ganarles.

¿Qué consejo la darías a un deportista universitario que esté en tu misma situación?
Yo lo que he ido aprendiendo ha sido que intentes hacer las cosas que sean controlables. Y si no lo son o no puedes sacar más horas de entrenamiento, pues no se puede. Tienes que hacer lo que esté en tu mano, marcarte objetivos reales para no frustrarte. El día tiene 24 horas. Va a haber veces en las que tengas que elegir entre estudios o deporte. Pero no debería abandonar ninguna de las dos, sino ir planificándose las posibilidades que vas teniendo cada año y cada curso.

A falta de unas prácticas y dos asignaturas, Pablo se convertirá en graduado en Fisioterapia y Ciencias de la Actividad Física y del Deporte. De este doble grado se llevará a sus otros cuatro compañeros, con quienes ha conseguido formar una auténtica familia.