Una década recopilando las creencias populares sobre la menstruación

La profesora Alicia Botello lleva una década recopilando las creencias populares sobre la menstruación en mujeres de diferentes generaciones en diversos lugares de España y otras partes del mundo. Históricamente, y trasmitidas principalmente de forma oral, se han mantenido mitos, tabúes y prohibiciones relacionados con el ciclo vital femenino y aunque “muchas de estas creencias ya no están vigentes, algunas quedan todavía”.

Está convencida de que actualmente “no hay tanto tabú como antes, pero todavía falta naturalizar el tema; hablarlo sin vergüenza”. Históricamente, la menstruación se ha considerado “como algo sucio, motivo de vergüenza, con connotaciones negativas e incluso como algo peligroso”. Además, la profesora Botello cree que al tratarse de un hecho femenino “los mitos y tabúes no han hecho más que manifestar una situación de discriminación y visibilidad”.

El estudio determina cuáles son las creencias más extendidas: el mínimo contacto con el agua, sobre todo en la cabeza, era peligroso para la mujer menstruante, incluso después de dar a luz; o el miedo asociado a que se produjesen embolias o enfermedades mentales. Además en muchos municipios rurales eran habituales las prohibiciones durante la época de la matanza, en la que no podían participar; no poder entrar en las bodegas ni tocar los recipientes que contenían el vino por miedo a que se convirtiera en vinagre; o el miedo al ataque de animales en el campo, principalmente los lagartos.

Portada del libro

Y es que de la menstruación se viene escribiendo desde mucho tiempo. Ya Hipócrates, en sus libros acerca de las enfermedades de las mujeres, publicados alrededor del año 400 a.C., utiliza su teoría de los cuatro humores (agua, sangre, bilis y flema) y de su concepto de salud basado en el justo equilibrio. Un exceso de fluidos era una amenaza para la salud, por lo que había que facilitar su salida al exterior, en este caso a través de la “purgación menstrual”. Aristóteles también le daba mucha importancia al flujo menstrual, al pensar que era sobre él donde actuaba el semen masculino para formar el embrión; esta idea permanecerá hasta el Medievo. Plinio, en su Historia natural, expone las creencias de los romanos, como que si pasan cerca de un recipiente de vino se agria o que las flores se marchitan.

Los mitos y tabúes no han hecho más que manifestar una situación de discriminación y visibilidad