Nuevos cambios, nuevos retos

La Universidad es un sistema dinámico constituido por elementos personales y estructurales en continua interrelación; un contexto en el que surgen conflictos motivados por la convivencia diaria y en el que los cambios normativos y la aplicación de las normas reguladoras de la vida académica suponen un reto que la ponen en riesgo.

Por ello, el papel de mediación e intermediación de la Defensoría universitaria es invocado en numerosas ocasiones cuando algún integrante de los distintos sectores siente vulnerado alguno de sus derechos y solicita su intervención para que, en aras de su independencia y autonomía, realice una investigación sobre los hechos y formule las recomendaciones o sugerencias que estime oportunas para que puedan revertir las situaciones sobre las que encuentre alguna anomalía.

Actualmente, estamos inmersos en cambios normativos derivados de la reciente aprobación de la Ley de convivencia, en cuyo desarrollo, aplicación y cumplimiento la Defensoría juega un papel clave. Igualmente, el Anteproyecto de Ley Orgánica del Sistema Universitario refuerza la figura del Defensor o Defensora universitaria al incorporarla en el articulado principal del cuerpo legislativo.

Esta Defensora seguirá estando presente en los foros autonómicos y nacionales, contribuyendo al análisis cooperativo de los problemas y las soluciones a los mismos, que servirán para aunar enfoques que minimicen la heterogeneidad propia de las diferentes universidades y solventar la posible discrecionalidad frente a circunstancias comunes para que pueda prevalecer el principio de igualdad. Igualmente, lo estará en las conferencias internacionales, trasladando la visión y experiencia en el abordaje de los problemas compartidos en los ámbitos docentes, de investigación y gestión de la educación superior. Así, se produce una experiencia de aprendizaje colaborativo que servirá para trasladar y también poder adaptar a nuestro contexto los enfoques metodológicos necesarios para la mejor resolución de los conflictos que se presenten.

El papel de mediación e intermediación de la Defensoría universitaria es invocado en numerosas ocasiones cuando algún integrante de los distintos sectores siente vulnerado alguno de sus derechos

La Defensoría debe verse como una institución que vela por las buenas prácticas en el camino hacia la excelencia, focalizando el interés en las personas

La demanda está centrando el quehacer diario y la atención ágil, presencial y personalizada, basada en la escucha activa en las entrevistas, el estudio pormenorizado de los casos, analizando los factores causales y contextuales que determinen la admisión a trámite de las quejas y reclamaciones. Las reuniones con las personas responsables de órganos y servicios de gobierno, así como con otros miembros de la comunidad universitaria implicados en los mismos, para la investigación pertinente y el posterior informe sobre las actuaciones realizadas, están ocupando lugar prioritario en estos primeros tiempos de mi gestión al frente de la Defensoría.

Es además necesaria la visita a los distintos campus y las reuniones con representantes de los distintos colectivos para que se puedan propiciar medidas que den una mejor respuesta a las posibles situaciones y preocupaciones, que redunden también en una mejora del clima y servicio en los espacios donde se desenvuelve la vida comunitaria y servir de nexo entre las personas y los órganos adecuados, en la defensa de sus derechos e intereses legítimos.

El pasado 1 de marzo se produjo la renovación en la Defensoría de la Universidad de Sevilla, al haberse agotado el mandato del anterior Defensor, por lo que me corresponde asumir el reto planteado para los tiempos futuros y convertirme en vigía para que las reformas venideras no amenacen la necesaria armonía que nuestra Universidad necesita para cumplir con las funciones que le son encomendadas.

En esa labor de salvaguarda, la Defensoría debe verse como una institución que vela por las buenas prácticas en el camino hacia la excelencia, focalizando el interés en las personas, preservando los principios y valores que deben presidir las actuaciones en el campo docente, investigador y de gestión y que orienta en la búsqueda de soluciones sobre las deficiencias que haya podido identificar y a esta Defensora como una aliada en la promoción del sistema de garantía que asegure la buena salud de la institución universitaria en su conjunto.