Una ventana al arte en el corazón de Sevilla
Atravesar las puertas de la Facultad de Bellas Artes de la Universidad de Sevilla permite dejar atrás la realidad de la ciudad durante un rato y adentrarse en un mundo donde la creatividad lo desborda todo. Y, paseando por el centro, es difícil permanecer ajeno a ese caudal de ideas que brota de su comunidad universitaria. Los murales inundan casi todos los rincones del edificio: pasillos, patios e incluso el garaje. Las aulas están llenas de bocetos que poco a poco van cobrando vida. Y no es extraño cruzarse con cualquier estudiante con su última creación debajo del brazo.
Dos títulos de grado, Bellas Artes y Conservación y Restauración; un máster oficial y un programa de doctorado componen la oferta académica del centro. “En esta Facultad se da tanto la formación tradicional en tema de arte como la implementación de nuevas tecnologías y una visión actual de lo que es el arte contemporáneo”, explica Guillermo Martínez Salazar, profesor de Escultura y vicedecano de Calidad y Estudiantes.
Más allá de los planes de estudios, profesores y estudiantes destacan la importancia de la vocación. Las diferentes asignaturas preparan para “resolver problemas, conocimiento de técnicas, para que cada uno lo pueda implementar en base a sus propias necesidades”, explica Martínez Salazar. “El arte no es una actividad que se pueda enseñar y decir «ahora eres artista»”.
Pero la formación sigue siendo una parte fundamental para el artista. “No sólo he mejorado técnicamente y plásticamente, sino a nivel conceptual”, recuerda Aurora Ruiz, estudiante de la Facultad. “Conforme vas avanzando, se van abriendo más puertas. Se abre el abanico de posibilidades a nivel visual y a nivel plástico”.
Esa variedad de tendencias artísticas por las que dar salida a la creatividad coincide con la variedad de perfiles de estudiantes que se encuentran en el centro. “Yo creo que esa es una de las mayores virtudes de esta Facultad”, sostiene Aurora. De hecho, cree que lo mejor que se lleva de su paso por la Facultad son “las relaciones y los vínculos que he establecido gracias a estudiar aquí”.
Pero, al mismo tiempo, todas esas personas tan diversas tienen algo en común, según Pepa Monclova, miembro del PAS que trabaja en la Secretaría de la Facultad: “vienen siempre con mucha vocación y muchas ganas. Vienen con mucha ilusión”. Y esto se transmite en la vida diaria de la Facultad. “Este es un centro lleno de vida, de formas, de colores, de estilos… La verdad es que trabajar aquí es una gozada”, resume Pepa.
Salto al mercado artístico
Además de aulas y talleres de prácticas donde ir dando forma a su estilo, la Facultad ofrece a sus estudiantes dos salas de exposiciones. En ellas, se desarrolla un amplio programa expositivo durante todo el año que, según Guillermo Martínez, funciona como “trampolín” para sus estudiantes. “Estamos en pleno centro de la ciudad, lo cual nos permite tener un contacto directo con la sociedad”.
“Que te concedan esta oportunidad cuando estás saliendo de la Facultad, que te sientes un poco perdido, (…) es muy gratificante”, recuerda Aurora Ruiz, que recientemente tuvo su propia muestra en la exposición.
Las diferentes asignaturas preparan para “resolver problemas, conocimiento de técnicas, para que cada uno lo pueda implementar en base a sus propias necesidades”
"Conforme vas avanzando, se van abriendo más puertas. Se abre el abanico de posibilidades a nivel visual y a nivel plástico”
Arte digital
Cinceles y pinceles comparten protagonismo en la Facultad de Bellas Artes de la US con otros instrumentos que unen el arte y la tecnología. Junto a las disciplinas más clásicas, el centro no se olvida de ofrecer “una visión actual de lo que es el arte contemporáneo”, explica Guillermo Martínez Salazar, vicedecano de Calidad y Estudiantes. Más allá del análisis de las nuevas corrientes, estudiantes e investigadores tienen a su disposición diversas herramientas que permiten ejercer el arte de otro modo, tales como escáneres para digitalizar obras físicas, dando así cobertura a los diversos perfiles de estudiantes del centro y a sus intereses artísticos, que van desde las corrientes más clásicas a las más vanguardistas.